lunes, 24 de noviembre de 2008

Hoy traigo el filo de la lengua en carne viva














Es en esta soledad de monasterio abandonado
en este pentagrama de notas exiliadas
donde escribe el silencio los arpegios de su réquiem.

Por el espacio resignado de la noche
flota un susurro de cantos gregorianos
y en mi celda
la nostalgia regresa cataratas de hiedra taciturna
por donde tu nombre escala a mis balcones

Pero no, no es hora aún de lamerme las heridas
ni como muecín en minarete convocar a los recuerdos
para enjugar el llanto frío que llueven sus cristales.
Otro día, tal vez, hablaré de lágrimas suicidas
que se camuflaron de vapor en andenes solitarios
o de los puñales que clavan
los silbidos de los trenes cuando parten.

Pero hoy no.
Hoy es uno de esos días en que escuece tanto la memoria
que cambiaré mis lamentos por dentelladas de osadía,
para hablar del rezo creyente en las guadañas de lo alto
que aplicaron sus guadañas en lo bajo.
Blasfemaré indómitas verdades sobre Cruzadas de elegidos
bendecidas por padres con tonsura, sotana y alzacuellos
que abusaron más del palo y de la carne que del necesario pan
en orfanatos de lúgubre hambre y miseria
y acabaron secuestrando de por vida identidades infantiles
mientras repartían sonrisas y absoluciones a destajo
entre adictos a un régimen de sangre y de ignominia.

Hoy, en fin, afilaré el veneno derretido en los colmillos
para decir que no hay dios o si lo hay ése no es el suyo
y asestarle un mordisco fatal a esta injusticia
que camuflada de esperpéntico silencio
como muérdago “verdicida” de verdades
se implantó en la memoria colectiva.

Perdonad si hiero suceptibilidades, pero decidme:
¿Qué ley sin gatillo podrá callarme?
¿Alguien pretenderá tal vez excomulgarme?
¡Apartad mediocres! Que hoy fluyen los verbos por mi pluma
y traigo el filo de la lengua en carne viva.

© Antonio Urdiales ~ ® Noviembre 2008

12 comentarios:

Marian Raméntol dijo...

Espero que no te calle nadie, Antonio, y que sigas alzando voces y guadañas.

Un gran abrazo
MArian

TrasTera dijo...

Qué bueno Antonio. Qué diana escapará a esas flechas? Melancolía a raudales, tristeza en vena, y bien dicha.

Un abrazo fuerte!

Zarela Pacheco Abarca dijo...

Me hizo pensar mucho tu poema, me remontó a la época medieval, y luego, la frialdad, el sufrir, el declarar las injusticias...hermoso y valiosa tu denuncia...te dejo cariños

Antonio Urdiales dijo...

Marian,

Siempres es agradable tu presencia por mis versos.

Un abrazo.

Antonio

Antonio Urdiales dijo...

Elisa,

Siempre tan comprensiva con mis versos. Muchas gracias por tu visita.

Un abrazo.

Antonio

Antonio Urdiales dijo...

Zarela,

Sí, también en la época medieval ocurrieron hechos así, pero estos hechos aquí en España ocurrieron en la segunda mitad del siglo pasado. Pero, se puede decir que valen para cualquier posguerra de cualquier país.

Un abrazo.

Antonio

Anónimo dijo...

Esta época que describes en este poema y el anterior "Memoria del tiempo" realmente no la viví, mis familiares no hablaron de ella, no quisieron, fue como si no hubiera esistido, pero circunstancias personales me llevaron a leer y mucho sobre ella, le dediqué muchas horas, devorándo libros y notas, incluso hablando con gente que luchó y hasta estuvo presa, sorprendiéndome cada vez más y más.

Espero que como a mi, abras los ojos a mucha gente, sobre todo a la joven que no tiene ni idea de como era todo antes. Hay gente que piensa que todo debe quedar tal cual, no remover... pero están equivocados, ese es el problema, hasta que no recordemos a nuestros muertos como es debido, y se reconozcan muchas cosas no habrá un futuro basado realmente en el perdón y no en la imposición.

Saludos. Sigue escribiendo.

Kafda Vergara dijo...

Hola Antonio. Felicidades por tu blog.
Este poema me parece rico no sólo en estética sino en su aspecto testimonial. Me recordó inevitablemente a La Mala Eduación. ¿Sabes? En mi país no es tan fácil, a estas alturas, hablar de abusos y privilegios eclesiásticos.

Sonidos dulces de esta vocesita.

Antonio Urdiales dijo...

Anónimo:

Tienes razón, cuando se produce un desgarrón en una prenda de vestir la única forma de recomponerla es yendo al desgarrón y reparándolo lo mejor posible. De nada serviría forzar un doblez en la prenda intentando ocultarlo, porque por fuera todo parecería normal, pero el desgarrón seguiría estando ahí y siempre correríamos el riesgo deque en el momento menos oportuno se mostrara.

Muchas gracias por tu aportación. Por cierto, ese perfume me suena a conocido.

Un abrazo.

Antonio

Antonio Urdiales dijo...

Kafda.

Muchas gracias, por tu amable visita y comentario.

Ya sé que la psobilidad de juzgar cualquier abuso de poder de cualquier religión es todavía imposible en muchos estados ¿Será -tal vez- porque ninguna de ellas resistiría el más mínimo pero serio análisis revisionista?

Un abrazo, mujer a la que le gustan dos veces los relojes.

Antonio

Anónimo dijo...

Quisiera comentarle que he intentado ponerme en contacto con Ud en los correos que tiene puestos en su blog, pero no he recibido contestación alguna, pienso que no los ha recibido por algun problema o por incompetencia mia a la hora de enviarlos.

Quisiera intentarlo una última vez y le ruego me diga a cuál cuenta debería enviarle un email, ya que me gustaría ponerme en contacto con Ud.

Saludos y me alegro que haya reconocido el perfume.

Antonio Urdiales dijo...

Anónimo

Gracias por los esfuerzos y perdón por mi torpeza y mi falta de tiempo que no me permitieron llegar los correos a tiempo.

Un abrazo.

Antonio

A VECES

    A veces, sólo a veces, entre los brazos nerviosos de la espera, mientras surfeo soledades por las áridas dunas de mis pesadillas...