viernes, 18 de junio de 2010

Así, entre nosotros




Confirmaron las runas su tétrico presagio
y nada aconteció como auguraban los sueños.

Hoy, harto de mentirme por arenas vagabundas,
me siento al relente del raso de la noche
y medito al pairo del rocío de los párpados
si partir en verdad fue necesario
si en verdad fue imprescindible tanta ausencia
porque así, entre nosotros,
nunca hallé Eldorado de encontrarme.

Y aunque al regresar los pasos
jamás coincidan con las huellas de abandono
que en mi locura apresurada dejé al partir,
ni mis palabras encuentren un lugar junto a tu oído,
ni tan siquiera una mirada furtiva
sonroje estos versos indolentes,
desnudo de silencios arraigados,
que desvelan poemas imposibles,
retornaré por senderos de locura
hasta el sol de tus laderas, complaciente,
porque ya no puedo contener más este ansia,
ni aguantarme la mirada sin romperme,
sin que se muestre tu rostro en mis pupilas
y deguste tu aliento con mi boca
mientras me nombras el más canalla de tus dulces
y te haces miel entre mis brazos.

Porque, así, entre nosotros,
reconozco que siempre me espantó el silencio
que no soporto la soledad de mi sombra en las paredes
y que me asfixia el azogue envenenado
de la callada y lisa voz de los espejos.

© Antonio Urdiales Camacho ~ Febrero 2010

A VECES

    A veces, sólo a veces, entre los brazos nerviosos de la espera, mientras surfeo soledades por las áridas dunas de mis pesadillas...