sábado, 1 de septiembre de 2012

Es posible







Es posible, tal vez,

que la paciencia, como el agua,

se me escape a canales entre los dedos,

que los himnos de libertad me latan en las sienes,

que ya no soporte el brutal desenfreno de los mercados

ni la estulticia insuperable

de los amputadores de ilusiones que nos gobiernan

y de la casta acomodada que los sostiene,

que mi corazón grite basta con cada latido

y la razón me diga que ya está bien,

que no espere más

porque la hora, amigos, es ahora.

 

Es posible, también,

que los que se confiesan adeptos del "no sabe / no contesta"

sean sólo mentirosos compulsivos

y que los cantos de sirenas de los telediarios

atraigan las naves, de los Ulises acomodados, a su escollera,

pero yo oigo los gritos de las tumbas

que les abren cada día

a los sueños derrotados por el paro,

o el llanto desolado de las escuelas torturadas

por la sierra inquisitorial de un decreto ignominioso y elitista,

o el desgarrador grito de una sanidad mutilada

por el bisturí caprichoso y delincuente

de una casta política corrompida hasta la médula,

pero también oigo,

en contraposición a la indignada indignación de otros,

el silencio cómplice y cobarde

de unos jóvenes que amortajan su futuro

atrincherados en la resaca de unos botellones

que agostan su incipiente primavera,

sin pensar que entretanto

bucaneros impecablemente vestidos de Armani

les roban el horizonte a sus miradas.

 

Es posible, quizás,

que todo esto sean sólo elucubraciones

de este loco alfarero de versos,

de este inadaptado antisistema

pero de lo que no existe duda alguna

es de que éste también es un poema de amor

que no es capaz de olvidar

las mañanas conquistadas con esfuerzo

a la negra noche enloquecida,

y hoy deberíamos saber que

o alguien se sube a la locomotora

y pone este puñetero tren en marcha

en busca de nuevos amaneceres

donde recolectar el néctar de los sueños

o el andén se nos acabará llenando, sin remedio,

de famélicos muertos de hambre.

 

© ~ Antonio Urdiales ~ 2012

A VECES

    A veces, sólo a veces, entre los brazos nerviosos de la espera, mientras surfeo soledades por las áridas dunas de mis pesadillas...