jueves, 18 de diciembre de 2008

¡FELICES FIESTAS NAVIDEÑAS! (En clave de humor y resaltando tópicos)




















Una de mis dos neuronas
se ha negado a funcionar.
Los quería felicitar
estas Fiestas sabrosonas,
por el champán y el caviar,
y una que dice que nones
y la otra que se me queja,
me dice que ella está vieja
y de todos los “marrones”
se libra la otra “pendeja”.

Así que, lo siento amigos,
pocas luces que uno tiene,
el 2009 que viene,
mis neuronas como un higo,
y no es por falta de higiene
que las lavo con alcohol,
a diario, varias veces,
incluso, a veces, con creces,
y las dejo como un sol,
¡que se dejen de memeces!

Y es que se quejan de vicio,
que siempre están regañando
y yo ya me estoy hartando
de sentir el estropicio,
que forman de cuando en cuando.

Así que yo, a lo que iba…
Sí... pues... quería desearles
¡que pasen muy buenas fiestas!
Y que se gasten en éstas
-no pretendo influenciarles-
cada uno lo que quiera...
Y a ese cuñado payaso
que tenemos, pues ni caso,
y si es la suegra o la nuera...
-que de una a otra hay un paso-
pues, como todos los años,
a callarse, que la cena
luego después se envenena
y en las tripas te hace daño,
y en lugar de... “hacer faena”,
-como dicen los taurinos-
pasamos, como cretinos,
solos, la noche en el baño.
Y así siempre, año tras año,
como el anterior, amigos.

Y tu mujer que te dice:
¡Si no hubieras bebido tanto!
y no... que ahora... ya ves
¡con dos palmos de narices!
Ya es que ni de mes en mes...
y ya no recuerdo cuando
"lo hicimos" la última vez...

Y tú, con dolor de tripa,
y es que el champán era malo,
¡como el bueno cuesta caro!...
y estaba caliente... ¡coño!
que la suegra, por ahorrar
para ir a tintarse el moño,
ni un Euro quiere gastar
en comprar un frigorífico,
y a este le tiene que atar
con una cuerda la puerta
para que pueda enfriar.

Y el asado estaba duro,
y las pastas muy grasientas,
y la suegra, muy contenta
tras el “éxito” obtenido
con el cordero y el vino,
reparte después los puros...
¡Más secos que un ojo tuerto!
y te dice: ¿Otra copita?

Y el suegro -el pobre- te mira
cual cordero degollado,
como está siempre callado
porque si habla le dicen:
Tú, cállate, fulano
que tú, de eso no entiendes.
Por eso el hombre comprende
por lo que estamos pasando...
¡cualquiera se atreve a hablar!
y, por eso, él.... sólo mira
como diciendo... ¡anda, hombre!
por un sacrificio más...

Tú estás por decir que no,
porque el güisqui es peleón,
mas... tu mujer que te mira,
como miran las mujeres
cuando de veras te miran,
y tú sientes... que te mueres...
que ya te suenan las tripas…

Pero al ver esa mirada
y escucharle a la cuñada
como le dice a la hermana:

No, si nos dará la cena
el día de Nochebuena.
Seguro que ya ha bebido
en el bar con los amigos,
porque con ellos sí bebe…
Si hasta me han dicho que tiene
en el bar un reservado
donde acude de tapado,
vete tú a saber por qué…
Mas… no quiero decir nada,
que no me gusta pinchar

Y tu mujer que contesta:
Qué cosas tienes, mujer,
¡Si me entero que algún día
se me va con otra tía,
todo lo que tiene de hombre,
que es más bien poco que mucho,
se lo corto y para el chucho.

Ya no hay nada que te asombre
y le dices a la suegra...
Bueno... pero poquito... que luego...
Y aquí es dónde salta el cuñado
–ese gordo y colorado
que sólo piensa en tragar–
¡Es que luego se emborracha,
como no está acostumbrado!
Y tú sonríes por fuera,
más por dentro estás pensando
¿se creerá que hace gracia
este tío tan pesado?

Más... ya me he vuelto a revirar
y esto ya se está alargando
sin que haya podido hablar
de mis deseos para ustedes.

Deseo que “vuesas mercedes”
tengan a bien disculpar
si me desvié del tema,
y es que llega Nochebuena
y les quería desear,
que tengan muy buena cena,
eso sí, en plan familiar,
y... ¡que se olviden de penas!,
que el 2009 ya llega
y seguro que vendrá
repleto de cosas buenas.

Paz, amor, felicidad,
son cosas que los desea,
de corazón, de verdad,
de esta sencilla manera,
tan larga como sincera,
un buen amigo de ustedes
que les admira y les quiere...
Antonio Urdiales… ¡Ya está!


© Antonio Urdiales ~ ® Diciembre 2008

viernes, 12 de diciembre de 2008

Quiero que estallen mis silencios















Quiero que estallen mis silencios esta noche,
como estalla un volcán, en fuego vivo,
y con grito ronco romper el eco de la aurora,
para decirle al mundo que aún no he muerto.

Que, aunque vencido por tu ausencia
hibernaba abrazado un instante a mis angustias
hoy, por fin, algo quebró mi cobardía
y aquel sueño que perdí, de un aroma femenino,
ha quedado enterrado, finalmente,
bajo el polvo del camino recorrido.

Por las vidas no vividas que aún me quedan,
alzo mi copa y brindo jubiloso,
para beberme hasta las heces la alegría
que embriague las arrugas que en el alma llevo.

Comenzaré de nuevo a cabalgar los vientos
y cruzaré veloz de parte a parte
el rio de las nostalgias sin mojarme;
le robaré a la mañana su luz y su perfume,
saquearé al ocaso su paz y sus colores,
y exprimiré la locura desbocada de la noche.

Quiero atrapar desde el presente, sin distancias,
el humanismo en la ceguera de mi pluma,
desterrar como argumento la violencia,
y reencarnarme en la memoria del futuro.

Quiero amar de nuevo, hasta que salten
mis venas impulsadas por la sangre,
sentir de la vida su fragancia,
abrasarme en el volcán de mis pasiones,
y gozar, rebosando lava hirviente,
en los valles de las diosas descaradas

Buscaré la paz de una mirada amiga,
de un gesto fiel, de un beso tierno,
y atravesará mi sombra la luz de los espejos,
hasta encontrar el calor de una sonrisa amable.

Quiero exprimir la vida, hasta asfixiarla,
hasta sentir como saltan los goznes de las puertas
que me impiden mirar y ver que ocurre,
cuando agotada ya la tinta del tintero,
muera en el silencio de mi pluma,
y me pierda en la espiral del infinito.

© Antonio Urdiales ~ ® Diciembre 2000

lunes, 8 de diciembre de 2008

Y yo aquí, intentando lavar mi conciencia


















Dicen
los que de esto saben y entienden
que por el sur los verbos
se conjugan siempre en subjuntivo
y que el modo imperativo
es el que ondea por este norte insolidario.

Que la miseria huye de la noche de ese sur
a veces intentando escapar de odios genocidas
inducidos por algún iluminado cargado de medallas
pero siempre sangrando puñaladas rígidas de hambre
y que desesperada se juega la vida al todo o nada
navegando océanos de angustia
hacinada en pateras o en cayucos caducados
pero que el mar, ese implacable negociante,
se cobra siempre su cumplido porcentaje.

Otros, buena gente, dicen
que nada suena tan terrible
como el eco del disparo de un AK47
entre las manos de un niño combatiente
poco más alto que aquél,
pero tal vez haya un ruido aún peor
el que hace la bala disparada desde un AK47
al golpear brutalmente
la cabeza de un niño combatiente.

Hay quien dice también
que por los basureros de las grandes urbes de este norte
abundan ratas tan enormes y niños tan pequeños
que a veces se los confunde escarbando entre la basura
y que sólo se los distingue
por las cicatrices de los profundos cortes
que estos se producen mientras rebuscan su sustento,
o por la oscura piel curtida en suciedades,
o el silencio profundo anidado en su mirada inquisitiva.
Pero nadie dice nada
de esas otras ratas que habitan un despacho inalcanzable
reyes Midas que prostituyen lo divino para decidir sobre lo humano
capaces en su ansia de poder y de riqueza
de generar cualquier holocausto que les rente un beneficio

Otros, gente creyente,
dan gracias a su dios por tener de todo
y lavan su conciencia con agua bendita
y golpes de pecho,
y piden rezando en las iglesias por los pobres
y pagan el peaje para tener vía libre hacia el cielo
encendiendo velas
a la más milagrosa de las imágenes
y son felices pensando que todo está bajo control
porque nada escapa a la mirada del todopoedroso.
Pero los dioses, parece ser
que también padecen su norte y su sur,
y bastante tienen
con ir clasificando las almas de los muertos
que genera nuestra ambición y nuestro odio
para que ninguna del pecaminoso sur
se les cuele en su santificado norte.

Y yo, aquí,
en esta mañana de lluvia intermitente,
como todos, intentando lavar mi conciencia.

© Antonio Urdiales ~ ® Diciembre 2008


jueves, 4 de diciembre de 2008

Hoy la soledad














Hoy la soledad es tronco naufragado
donde cavan galerías las larvas de la ausencia
y cincela epitafios el olvido.

Qué lejos se oye el eco de los pasos que partieron
y como crujen los zapatos que regresan
por estas callejuelas empedradas de tristeza
que descienden entre alientos a catacumbas caducadas
y neones que añoran los malvas del ocaso
hasta el andén de los pasos vencidos
donde, mochila de esperanza al hombro,
se aguarda siempre un tren que nunca llega
y un sueño pasea su impotencia
como el sol por las callejuelas de Fez el Bali,
perdido por laberintos de recuerdos.

Comenzar de nuevo sería necesario, al menos
para dejar de saltar en cada precipicio
intentando alcanzar la luz de tu prehistoria
y acabar entre sábanas revueltas
abrazado a las nauseas de la nada,
o volver a sentir otra vez
la brisa de diciembre en pleno rostro
sin tener que regresar la mirada hacia ese nunca
que tras el eco sombrío de un silbido
se tragaron las fauces de la tierra.

© Antonio Urdiales ~ ® Diciembre 2008

A VECES

    A veces, sólo a veces, entre los brazos nerviosos de la espera, mientras surfeo soledades por las áridas dunas de mis pesadillas...