
Cierra los ojos para no ver tras el espejo
la desnudez que encierra su congoja.
Caprichoso error que cometió Natura
le aprisiona el alma en un abrazo
que le oprime brutal hasta el aliento,
le acuchilla con dudas la conciencia
y le atrapa indeleble los sentidos.
Flor andrógina en el jardín de Venus
es orquídea nacida en el de Lesbos
que derrama sin mesura sus colores
porque anhela beber el rocío ardiente
del suave terciopelo de las rosas.
Como sombra desprendida de su ente,
se camufla en noches de aquelarre
imitando el fulgor de los cometas,
mientras persigue el encanto fluorescente
de la luz fugaz de las luciérnagas.
Enclaustrada en el misterio que le agobia,
rebusca sin descanso otros infiernos
donde agotar el fuego que rebosa
el volcán de sus curvas perfiladas,
que agonizan ahítas de deseo,
soñando posesiones homogéneas.
Mas languidece expectante en el ensueño
y como el lago abrazado por la niebla
se consume en la espera taciturna
de que un pincel de sol le pinte azules
que hechicen el vuelo sutil de la libélula
y la atraigan a beber en sus riberas.
© Antonio Urdiales Camacho ~ Abril 2002
Caprichoso error que cometió Natura
le aprisiona el alma en un abrazo
que le oprime brutal hasta el aliento,
le acuchilla con dudas la conciencia
y le atrapa indeleble los sentidos.
Flor andrógina en el jardín de Venus
es orquídea nacida en el de Lesbos
que derrama sin mesura sus colores
porque anhela beber el rocío ardiente
del suave terciopelo de las rosas.
Como sombra desprendida de su ente,
se camufla en noches de aquelarre
imitando el fulgor de los cometas,
mientras persigue el encanto fluorescente
de la luz fugaz de las luciérnagas.
Enclaustrada en el misterio que le agobia,
rebusca sin descanso otros infiernos
donde agotar el fuego que rebosa
el volcán de sus curvas perfiladas,
que agonizan ahítas de deseo,
soñando posesiones homogéneas.
Mas languidece expectante en el ensueño
y como el lago abrazado por la niebla
se consume en la espera taciturna
de que un pincel de sol le pinte azules
que hechicen el vuelo sutil de la libélula
y la atraigan a beber en sus riberas.
© Antonio Urdiales Camacho ~ Abril 2002