A veces
se me hace sumamente necesario
incrementarles las horas a mis días,
sacar mi timidez a la palestra
y llenar mis silencios de palabras caducadas
para intentar llamar a las cosas por su nombre.
Pero es difícil,
sobre todo cuando por el gueto de Gaza
se pasea el lúgubre fantasma de Guernika
y los buitres metálicos
de un Sión con kipá y genocida
convierten su estrella de seis puntas en una cruz gamada
y escupen su fuego letal sobre civiles
mientras danzan su particular danza de la muerte
y siembran su hedor apocalíptico por doquier.
Judea aplica drásticamente
lo que aprendió de Hitler
pero esta vez en carne palestina,
y hace renacer un nuevo Holocausto
tras el estallido letal de cada bomba,
y recrea en las escuelas infantiles
el macabro horror de los hornos crematorios
mientras tiñe las ruinas con sangre inocente
que mana aún cálida
de los cuerpos de los niños desmembrados.
Gaza y su miseria embargada,
herida mortalmente de silencio,
desangra su heroísmo en vano
porque queda demasiado lejos
del fariseísmo inoperante
de los cómodos despachos de la ONU,
de un Norte -con perdón- harto de sopas
de un Spielberg que enmudece estas listas.
A veces, sí, la angustia me impele a no callarme
para aliviar el fuego de mis lágrimas,
a enarbolar la bandera del pido la paz y la palabra,
y a escribir finalmente lo que pienso
para no olvidarme nunca de que existo.
© Antonio Urdiales ~ ® Enero 2009
se me hace sumamente necesario
incrementarles las horas a mis días,
sacar mi timidez a la palestra
y llenar mis silencios de palabras caducadas
para intentar llamar a las cosas por su nombre.
Pero es difícil,
sobre todo cuando por el gueto de Gaza
se pasea el lúgubre fantasma de Guernika
y los buitres metálicos
de un Sión con kipá y genocida
convierten su estrella de seis puntas en una cruz gamada
y escupen su fuego letal sobre civiles
mientras danzan su particular danza de la muerte
y siembran su hedor apocalíptico por doquier.
Judea aplica drásticamente
lo que aprendió de Hitler
pero esta vez en carne palestina,
y hace renacer un nuevo Holocausto
tras el estallido letal de cada bomba,
y recrea en las escuelas infantiles
el macabro horror de los hornos crematorios
mientras tiñe las ruinas con sangre inocente
que mana aún cálida
de los cuerpos de los niños desmembrados.
Gaza y su miseria embargada,
herida mortalmente de silencio,
desangra su heroísmo en vano
porque queda demasiado lejos
del fariseísmo inoperante
de los cómodos despachos de la ONU,
de un Norte -con perdón- harto de sopas
de un Spielberg que enmudece estas listas.
A veces, sí, la angustia me impele a no callarme
para aliviar el fuego de mis lágrimas,
a enarbolar la bandera del pido la paz y la palabra,
y a escribir finalmente lo que pienso
para no olvidarme nunca de que existo.
© Antonio Urdiales ~ ® Enero 2009
11 comentarios:
Aunque sigo pensando que las palabras son solo palabras he de reconocer que algunas son como lanzas. Esperaba algo sobre este conflicto y al fin dejaste escrito, con buena rima, tu llanto y suspiro.
Buen poema, logrado,tercera y cuarta estrofa ... perfectas.
Saludos.
Qué pronto se olvida la historia, de qué poco sirve, qué extraña moraleja. Apenados todos Antonio. Te mando un abrazo y mi enhorabuena por el blog de Oro!
Que decir ?
cuando duele hasta el aire
que respiro cada día
y abrazo a mis hijos
con las imágenes en mi retina
de esos niños que nunca más lo podrán hacer.
Siento impotencia y ni siquiera !!
puedo escribir sobre ello,
me sumo a tu "grito",aplaudo tu pluma
y abrazo ( con todos mis respetos ) tu corazón.Rosario
Puede que las voces no puedan arreglar el mundo, pero al menos nos permiten estar vivos.
Abrazos
Marian
Anónimo
Muchas gracias por ese comentario que salvo tu foto me dejó todo tu aroma.
Siempre es agradable la palabra amiga.
Un abrazo.
Antonio
Gracias, muchas gracias, Luisa, mi querida amiga, por seguir fiel al pie de mis humildes versos. Y sí, es terrible lo pronto que olvidamos...
Un abrazo.
Antonio
Calor de Julio
Rosario, mi querida amiga, muchas gracias por la fidelidad que le muestras a mis letras y por la sensibilidad de tu respuesta. Sólo no digas que no puedes escribir sobre ello, yo estoy seguro de que tú puedes escribir sobre lo que quieras.
Un abrazo.
Antonio
Mariam
Cierto para arreglar el mundo se necesitan muchas voces juntas, así qeu gracias por dejar la tuya junto a la mía.
Un abrazo.
Antonio
Si las balas fuesen dardos de paz,
si la metralla fuera sonrisa.
Si el llanto de ese niño que sufre,
fuese AMOR , y no dolor..., su risa.
Comparto tu opinión , esto es peor , si cabe, que el Holocausto.
Un saludo, anónimo divertido
¡Uf, qué alivio! Me regresas al tú que, a qué engañarnos, es más coloquial y amistoso.
Agradecido por ello y también por compartir mi opinión, además de esas sentidas letras.
Un abrazo "anónima divertida".
Antonio
La palabra se hace fuerte, yunque y martillo. Y debe resonar, y golpear, y hacernos caer de la ilusión alta del nopasanada.
Un poema para enmarcar.
Un beso.
Soledad.
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