Yo le debía quedar tan lejos
Una luz de atardecer de otoño
se acunaba embrujada en sus pupilas
pero me quedaba tan lejos…
En madrugadas de aquelarre iluminado
revivo mi voz como una caricia
que entre las brumas silentes del ensueño
fluía primaveras a través del camino de los dedos
hasta el eco de un teclado harto ruidoso
para recitarle la noche entre sonrisas
mientras ella bordaba promesas de encuentros
que en barcos cargados de sueños
surcaban valientes el océano,
pero nos quedábamos tan lejos…
Luego los cuervos del tiempo
le fueron descontando lunas al futuro
y deshojándole sueños al pasado,
mientras que las semillas del tedio
fueron floreciendo entre tímidas lluvias de estrellas,
que amplificaban el eco triste de las sombras,
hasta acabar sucumbiendo entre el polvo del olvido,
que disolvió sin remedio, en la distancia,
el aroma virtual de sus “te quiero”.
Tal vez me amara, sí,
pero yo le debía quedar tan lejos…
© ~ Antonio Urdiales – 28-08-2013
miércoles, 1 de junio de 2022
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